Mientras los gobiernos -de todo el mundo- discuten y elevan su voz para que se cumplan las partidas de vacunas aprobadas para el COVID-19 (comprometidas por los diferentes laboratorios), la enfermedad sigue causando víctimas, dañando la economía y resintiendo socialmente a la población.
Según cálculos de especialistas, tomando en cuenta el ritmo actual de fabricación de vacunas, todos los habitantes de la tierra podrían estar vacunados tras casi 7 años y medio.
Este no es un dato agradable de saber pero confiamos en que los gobiernos, los organismos internacionales involucrados, los científicos, los laboratorios y grupos de interés, solucionen esta diferencia y todos los que quieran vacunarse cuenten con las dosis necesarias.
Cuando se declararon las cuarentenas iniciales en cada país, nadie, pero nadie, imaginó que esto duraría hasta hoy día. Se han probado distintas políticas (recomendamos la lectura del artículo COVID 19 y el enigma sueco en este mismo boletín, de la revista Lancet) para enfrentarlo, algunas más exitosas que otras, pero nadie puede creer que venció hasta que la película llegue a su fin. ¿Y cuando será eso? La información que vamos recibiendo nos indica que su fin está lejano. Seguramente iremos controlando sus efectos, logrando retomar parte de la vieja normalidad, pero los indicios muestras cepas nuevas, mas contagiosas que las anteriores, y que a la larga pueden hacer inútil a la vacuna, obligando a modificarla todos los años al igual que las de la gripe.
A esta altura, nos imaginábamos un mundo que estuviera pensando en la reconstrucción de los tejidos sociales, de la gente afectada por falta de trabajo (negocios y fábricas que cierran por falta de ventas), de las mayores necesidades básicas insatisfechas. En cambio, seguimos restringiendo nuestras costumbres de saludar, de encontrarnos, de abrazar, con la misma libertad que teníamos antes, sin solución de continuidad. Según una encuesta de Ipsos, casi la mitad de la población de 27 países consultados, considera que el COVID sigue siendo uno de los principales problemas a los que se enfrenta su país en la actualidad
En este editorial hemos decidido iniciar el año en forma similar a como lo hicimos en el 2020: atacando de lleno con información variada sobre distintos aspectos de la realidad. El regreso a las aulas, es uno de ellos; la ventilación, es otro, y ambos están unidos. Por eso exploramos otras formas de colaborar para mantener informados a los profesionales y a la comunidad sobre estos temas.
Pero también rescatamos una encuesta del sueño y un documento desarrollado por nuestra comisión de cancerígenos sobre las radiaciones solares y cómo evaluar su riesgo ocupacional. Por último, una carta recordando a una reconocida profesional de higiene y seguridad, ya fallecida.