“Si bien el panorama es sombrío y el panorama incierto, no debemos perder de vista nuestra visión de un mejor futuro del trabajo. Las esperanzas y los sueños de millones dependen de nosotros. No podemos decepcionarlos. Juntos, debemos cumplir nuestra promesa de un futuro mejor, más justo e inclusivo para todos”, dijo el Director General de la OIT, Guy Ryder, en la inauguración de la Cumbre de la 110º Conferencia Internacional del Trabajo, llevada adelante por la OIT, hace apenas unos días atrás.
Hasta ahora ha habido cuatro categorías de Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo:
- la libertad sindical y el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva;
- la eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio;
- la abolición efectiva del trabajo infantil;
- la eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación.
La decisión de la Conferencia significa que la Seguridad y Salud en el Trabajo pasará a ser la quinta categoría.
La definición actual de salud de la OMS, enunciada en 1948, describe la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
Y, buceando un poco, qué sabemos sobre bienestar, qué podemos decir sobre los efectos actuales de un sistema de trabajo, que en ocasiones se torna “inhumano” por la excesiva carga laboral. Tratando de mantener un clima de trabajo positivo frente a este contexto de incertidumbre, navegamos entre grises y negros, debiendo permanecer en movimiento, entre lo legal y lo formal, tratando de “empoderar a los trabajadores” ante situaciones de ausentismo, riesgos, accidentes y / o enfermedades ocupacionales.
Y sí, bienestar laboral comprende los planos físico, mental, social y financiero, y está en línea con el propósito de vida de cada persona. Por ende, va a proyectarse sobre la empresa; porque cuando hablamos de bienestar laboral, debemos tener en cuenta las necesidades de cada uno de los trabajadores, y darles respuestas, o soluciones. Todo vale para mantener activas a las personas, forjando un ambiente de colaboración en la organización, escuchándolas: esta participación positiva va a estar orientada a transformar la cultura organizacional de las empresas, que es igual a mayor rendimiento, a la productividad, donde la seguridad apunta a disminuir el riesgo de accidentes y la higiene ocupacional a disminuir las enfermedades.
Pasaron más de 70 años, donde la OMS, mencionó: “bienestar”. En ese mismo escenario, unificando criterios nos encontramos actualmente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los ODS, y entre ellos el ODS 3 que menciona: “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”, o sea universalmente. Volvemos a percibir la misma palabra.
En esta maratón de cambios culturales, ¿cómo actuamos? Realizamos acciones preventivas, actuamos “Proactivamente” para encaminar esa organización y que sea más productiva, nos adaptamos al cambio (estamos abiertos y dispuestos) y podemos reflexionar y consensuar con los trabajadores, humanizando las situaciones de cada día, estando atentos y trabajando en los cambios que podrían ir apareciendo.
Visibilizar las nuevas oportunidades de aprendizaje, que van apareciendo, las nuevas tendencias que van dando forma al futuro como profesionales de la salud e higiene ocupacional, dando forma al futuro de la salud y seguridad: sistemas de gestión (la norma ISO 45000), Tics, videos conferencias, reuniones híbridas, gestión de crisis y respuesta a emergencias, seguridad, enfermedades profesionales, ergonomía, higiene industrial, recursos humanos, y muchas más cosas.
Por un lado, hablamos de bienestar laboral de los trabajadores como actores de ese escenario, favoreciendo la productividad de las empresas, y acá se presenta otro de los dilemas, tal vez un poco más complejo, por el cual la seguridad en la gestión se va poniendo un poco más afectada, involucrando a los responsables de seguridad y salud, a quienes el sistema les demandará, unas nuevas competencias como: coaching y motivación de los empleados con herramientas como Mindfulness, (como para mejorar la calidad de las intervenciones de su quehacer profesional), una alianza estratégica para el desempeño de la Psicología.
Continuando con el bienestar laboral, no es más ni menos importante recalcar, variadas técnicas y ejercicios para ayudar a reducir la fatiga laboral (trastornos osteomusculares) que van a servir para recobrar la energía, mejorar el desempeño, prevenir el estrés, dando mayor productividad y eficiencia y eficacia en el ámbito ocupacional.
Para ir concluyendo, debemos resaltar que el bienestar laboral ayuda a la productividad de las empresas, influye en la calidad de vida de los trabajadores como en la de sus líderes y equipos de trabajo y, por lo tanto, debería mejorar el clima laboral.
Un buen plan para mejorar el bienestar y la calidad de los actores de ese escenario laboral, es conocer las situaciones que influyen en el mismo, armar un ambiente de trabajo, implementar actividades físicas dentro de la empresa, impulsar el reconocimiento de los trabajadores, garantizar que los empleados estén seguros, felices, saludables y satisfechos con su trabajo.
Fomentar el bienestar laboral, creando calidad de espacios de trabajo, logrando una empresa saludable, donde se activen los valores de un trabajo con compromiso y motivación, para una buena productividad.
La decisión tomada en la Conferencia de la OIT es histórica y le da un nuevo impulso a la prevención de riesgos laborales. Ojalá que no la desperdiciemos.
Silvia Giordano es miembro de AHRA.